miércoles, 23 de noviembre de 2011

¿EN QUE SENTIDO AFECTO LA CUESTION SOCIAL A CHILE O AL PAIS? ¿Y DE QUE FORMA?


Bueno más que nada la pobreza y las desigualdades sociales no surgieron en el país en la década de 1880, como tampoco han desaparecido en la moderna realidad del Chile actual. No obstante, ya desde finales de siglo XIX muchos elementos se conjugaron para transformar los problemas sociales en una cuestión social, como son, un contexto económico capitalista plenamente consolidado, marcado por una incipiente industrialización y un proceso de urbanización descontrolado que agravaron las malas condiciones de vida del trabajador urbano; una clase dirigente ciega e ineficiente ante los problemas y quejas del mundo popular; y, finalmente, una clase trabajadora que ya no estuvo dispuesta a quedarse de brazos cruzados esperando que el Estado oligárquico llegara a ofrecer alguna solución a sus problemas.
A lo largo de estos años que se pusieron en marcha una serie de movimientos sociales que transformaron la cuestión social en un problema que afectó no sólo a los trabajadores sino a todo el país. La primera corriente se originó al interior del mundo conservador-católico, que a partir de la Encíclica Rerum Novarum adhirió a la línea social cristiana impulsada por la iglesia católica. A grandes rasgos, vio la cuestión social como resultante de una crisis moral que desvirtuó el rol dirigente y protector de la elite criolla.
Sin lugar a dudas, existió una corriente liberal y laica vinculada al Partido Radical y donde también se incluyeron intelectuales independientes de clase media. Para ambos sectores, la cuestión social fue el resultado de un conflicto de clases, un problema estructural de la sociedad nacional, afectada por la falta de desarrollo económico, la explotación laboral, la inflación y la carencia de ayuda estatal hacia los más pobres. Por consiguiente, los dardos apuntaron al Estado y a la necesidad de regular el sistema de libre mercado que rigió en el país, a través de una adecuada legislación social que promoviera y asegurara el progreso y adelanto material de todos los sectores.
La corriente socialista, impulsada por sectores pertenecientes a la clase trabajadora. Para este sector, los problemas sociales fueron consecuencia de la propia existencia del Estado liberal y del sistema capitalista; y declararon que su solución no pasó por la acción caritativa de la clase dirigente ni por las medidas de corte proteccionista que reclamaron algunos liberales, sino que radicó en la acción y el poder autónomo de los propios trabajadores.


A pesar de sus diferencias, cada una de estas tres corrientes coincidió en la urgente necesidad de otorgar pronta solución a los problemas derivados de la cuestión social, que hacia el año 1920 se convirtió en una preocupante cuestión política, traspasando las fronteras de la opinión pública e insertándose de lleno en los planes del Gobierno y del Congreso Nacional.
En primer lugar el despegue de la economía chilena implicó el surgimiento de una serie de oleadas migratorias desde el campo a la ciudad, o en su defecto desde el campo a las oficinas salitreras del norte del país. Las grandes urbes chilenas no estaban preparadas para recibir los repentinos y vastos flujos de población proveniente del campo, y debido a la escasez de viviendas, los recién llegados a los centros urbanos se debieron instalar en las inmediaciones de las industrias y se ubicaron en habitaciones precarias y deficientes.
De esta forma surgieron algunas de las tradicionales viviendas chilenas como los “cuartos redondos”, los “conventillos”, los “ranchos”; los primeros de ellos, eran habitaciones sin luz ni ventilación en las que se ubicaban todos los miembros de un grupo familiar; los “conventillos” eran complejos de viviendas compuestos por un conjunto de habitaciones que se disponían a ambos lados de una calle interior que servía de pasillo; finalmente, los “ranchos” eran precarias construcciones realizadas a base de abobe y con techumbres de paja. Las pésimas condiciones habitacionales y el extremo hacinamiento eran factores que elevaban considerablemente las posibilidades de multiplicación de enfermedades pandémicas, a lo que se agregaban problemas de alcantarillado, dificultades para la evacuación de aguas servidas, y complicaciones severas en la extracción de la basura.
Esta compleja situación en materia de salubridad pública derivó en la aparición de enfermedades asociadas a las malas condiciones higiénicas como la peste bubónica, la tuberculosis, la difteria, la neumonía y otras. El delicado panorama que debían enfrentar los bolsones de campesinos era completado con la propagación de enfermedades de contagio sexual y con una alta tasa de alcoholismo en la población. Las pésimas condiciones que debían enfrentar los obreros de las ciudades, no diferían en mucho con las que debían lidiar los mineros del salitre en las oficinas del norte del país; de hecho, sus precarias habitaciones eran construidas con un componente metálico denominado calamina, el que hacía a las viviendas de los mineros casi inhabitables puesto que por el día no aislaban las altas temperaturas, y por las noches no protegían a los trabajadores y sus familias de los inclementes fríos desérticos. La situación sanitaria también era deficiente debido a la carencia de profesionales de la salud para atender a una masa de población en constante aumento.

La cuestión social afecto sin embargo a los obreros industriales y los mineros del salitre se hallaban aún más desprotegidos, ya que no existía una legislación al respecto y los abusos patronales eran perpetrados cotidianamente en las industrias y en las oficinas salitreras. Para el periodo de la llamada República Salitrera no existían los contratos de trabajo ni menos los sistemas de previsión; por el contrario, eran usuales las jornadas laborales de 14 horas de duración.
Las pésimas condiciones laborales eran aumentadas en las oficinas salitreras a través del sistema de fichas, el que implicaba que a los mineros no se les cancelaban sus remuneraciones con dinero de curso legal, sino que por medio de fichas confeccionadas con diversos materiales que servían como instrumento de pago en las pulperías emplazadas en cada oficina; lo paradójico del asunto es que las pulperías eran de propiedad de las mismas salitreras, lo que en la práctica significaba que el producto del trabajo de los mineros era acumulado en última instancia por los dueños de las propias salitreras.
Sin embargo las condiciones sociales y laborales en las ciudades, pero especialmente en las oficinas salitreras, originaron la aparición de un conjunto de organizaciones y movimientos sociales que agrupaban y que canalizaban las demandas de los obreros y mineros. Estas organizaciones se sumaron a las ya existentes como la Sociedad Unión de Tipógrafos, fundada en 1853 en la ciudad de Santiago y a la Sociedad de Artesanos de la Unión. En el año1900 se fundó el Congreso Social Obrero, organización que aglutinaba a más de 150 sociedades obreras, y en el año 1909 surgió la Federación Obrera de Chile (más conocida por su sigla FOCH).
La organización de los trabajadores en las oficinas salitreras dio paso a la aparición de la denominada “prensa obrera”, la que consistía en periódicos dirigidos a los mineros y que entre sus principales mensajes difundían la idea de la huelga como una herramienta de lucha contra la explotación y como medio de presión para obtener mejoras en sus prácticas laborales. Debido a la inexistente legislación laboral, las huelgas eran de carácter ilegal y eran violentamente reprimidas por las fuerzas policiales y por los servicios de guardias contratados por los dueños de las salitreras.
La represión contra las manifestaciones obreras y en especial contra las huelgas fue una constante del periodo que analizamos y las fuentes periodísticas dan cuenta de una considerable suma de enfrentamientos entre grupos de obreros y fuerzas policiales, e incluso algunas veces, contra contingentes compuestos por elementos militares. 
En el aspecto laboral los obreros industriales y los mineros del salitre se hallaban aún más desprotegidos, ya que no existía una legislación al respecto y los abusos patronales eran perpetrados cotidianamente en las industrias y en las oficinas salitreras. Para el periodo de la llamada República Salitrera no existían los contratos de trabajo ni menos los sistemas de previsión; por el contrario, eran usuales las jornadas laborales de 14 horas de duración.
Las pésimas condiciones laborales eran aumentadas en las oficinas salitreras a través del sistema de fichas, el que implicaba que a los mineros no se les cancelaban sus remuneraciones con dinero de curso legal, sino que por medio de fichas confeccionadas con diversos materiales que servían como instrumento de pago en las pulperías emplazadas en cada oficina; lo paradójico del asunto es que las pulperías eran de propiedad de las mismas salitreras, lo que en la práctica significaba que el producto del trabajo de los mineros era acumulado en última instancia por los dueños de las propias salitreras.


Bueno yo pienso que la cuestión social sin duda fue una de las malas cosas que podía haber pasado ya que como esta trata de los problemas que existen entre los trabajadores y el gobierno, los cuales no logran una salida a la crisis formando mutuales, sindicatos, asociados y buscando la atención de los gobiernos. La gente del campo es atraída a las ciudades por la comodidad que les brinda, y así es formado el urbanismo; sistema que pronto dejará de existir y que las ciudades no estaban preparadas para recibir tal cantidad de gente del medio rural.
El problema de la inflación a principios del siglo es un factor inquietante para las clases laborales, debido a que imposibilita el ahorro y anula las buenas condiciones de vida. La miseria se hace cada vez más difícil de remontar y para poder subsistir, se entregan al crédito usurero de comerciantes y debido a esto surgió “el semanero”, “cuentas al fiado”, “agencias de empeño” y “la caja de crédito popular”. Durante este período no existía legislación laboral, el trabajador con sus ahorros debía pagar las contingencias e impedimentos físicos para poder subsistir. Solo los funcionarios del estado gozaban de un sistema de retiro.